La posibilidad de dopaje génico, es decir, la transferencia de secuencias de ácido nucleico y/o la utilización de células modificadas genéticamente con el fin de mejorar el rendimiento deportivo, es probablemente un hecho. No hay evidencias concluyentes de que se esté utilizando el dopaje génico en el deporte, pero teniendo en cuenta que la terapia génica avanza muy rápidamente, la posibilidad de su utilización irá en aumento. Recientemente, investigadores holandeses han publicado una revisión (Van der Gronde y col, 2013; Br J Sports Med 15-ene) en la que trataron de identificar las proteínas más relevantes en base a su potencial utilización como dopaje génico. Las más relevantes fueron: eritropoyetina, factor de crecimiento similar a la insulina (IGF), hormona de crecimiento, miostatina, factor de crecimiento del endotelio vascular, factor de crecimiento del fibroblasto, endorfinas y encefalinas, α-actinina 3, receptor delta activado por proliferador de peroxisoma, y fosfoenolpiruvato carboxiquinasa. Los autores concluyen que las dos últimas son las mayores candidatas de utilización como dopaje génico; también apuntan, que por razones de eficiencia el dopaje génico utiliza ó utilizará combinaciones de genes diana.
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