El modelo de entrenamiento polarizado defiende básicamente la distribución de las cargas de trabajo en FASE I (≤umbral láctico, UL) y FASE III (>máximo estado estable del lactato, MLSS), sin considerar el entrenamiento en FASE II (>UL, ≤MLSS). Las ventajas de este tipo de entrenamiento sobre las adaptaciones fisiológicas y sobre el rendimiento, aún no están totalmente clarificadas. Recientemente, se han publicado los resultados de un estudio (Neal y col, 2012; J Appl Physiol 20-dic) en el que los investigadores valoraron las adaptaciones de este tipo de entrenamiento en comparación con un esquema más tradicional, en ciclistas. Durante 6 semanas los ciclistas entrenaron con el modelo polarizado (6,4 h/semana: 80% FASE I, 0% FASE II, 20% FASE III), o modelo “tradicional” (7,5 h/semana: 57% FASE I, 43% FASE II, 0% FASE III). Los resultados mostraron que los dos modelos fueron eficaces, mejorando los valores de rendimiento (40 k, contrarreloj), Wmax y UL, aunque la mejora fue mayor con el entrenamiento polarizado en Wmax, UL y capacidad de sostener intensidad elevada. Parece pues que el modelo de entrenamiento polarizado provocó mayores adaptaciones sistémicas, en un periodo de 6 semanas, en ciclistas ya entrenados.
Aunque este modelo de entrenamiento está siendo aplicado ampliamente en la actualidad, son necesarias más investigaciones para comprobar: 1) adaptaciones propiamente musculares; 2) adaptaciones a largo plazo; y 3) mejora del rendimiento en competición real, y no en condiciones de laboratorio.
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