Correr descalzos, correr de manera natural o barefoot running es lo último en el mundo del atletismo. El “boom” surgió en 2009 con la salida al mercado del libro de Mc Dougall “Born to run” (Nacidos para correr) así como con la fundación de la Barefoot Running Society, aunque sus orígenes se remontan hasta nuestros ancestros, los cuales para cazar, defenderse, etc. practicaban la carrera de forma descalza.
Dos podólogos de prestigio (D. Roberto Rico y D. Rubén Sánchez) responsables de la Unidad de Podología del Centro Médico “Optimal Health & Performance” de Reebok Sports Club), comentan aspectos interesantes sobre esta tendencia.
Ni la morfología, ni la funcionalidad de los pies actuales, son iguales a los pies de nuestros ancestros, y para pasar de correr con zapatillas convencionales de running, como ocurre actualmente, a correr de nuevo descalzos, se propone una fase intermedia en la que se corre con una zapatilla minimalista. El final es eliminar el uso de la zapatilla, la cual (según la teoría barefoot) produce un efecto limitativo de la función del pie. El acto de correr descalzos también favorece que el primer contacto del pie con el suelo se realice con el antepié y no con el retropié (tal y como se realiza con el pie calzado) por lo que también requiere de un proceso de transición o de adaptación por parte del corredor dado que tiene que cambiar su técnica deportiva.
La idea se extiende rápidamente: “correr de forma natural es lo mejor”. Pero ¿lo natural es siempre lo mejor? Un ejemplo: la cicuta es una planta natural que en pequeñas dosis tiene efectos medicinales, pero a grandes dosis tiene efectos letales. Por lo tanto, ¿correr siempre descalzo es lo mejor? La mayoría de los estudios realizados al respecto (algunos con grandes limitaciones de diseño) no son concluyentes, observándo ventajas y desventajas al barefoot running.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas del barefoot running? En primer lugar, el simple hecho de correr descalzo puede ser de agrado para muchos, pero de desagrado para otros tantos. Dependiendo del terreno sobre el que se corra descalzo aparecerán mayores o menores lesiones a nivel dérmico del pie, tales como cortes o heridas, infecciones, hiperqueratosis (durezas), etc. El hecho de que el primer contacto del pie en el suelo se realice con la parte anterior y no con el talón puede favorecer la absorción del impacto, pero sin embargo los huesos del antepié (falanges y metatarsianos) por su morfología y anatomía no son huesos preparados para recibir el primer impacto lo que con el tiempo puede desembocar en fracturas por estrés. Por otro lado, como ya hemos comentado, el hecho de que el contacto con el suelo se realice primero con el antepié requiere que la mayoría de corredores cambien su técnica deportiva (la cual ha podido ser desarrollada durante muchos años). Sin embargo, algunos de estos corredores no logran adaptarse a esta modalidad e implica que su musculatura u otras estructuras puedan ser lesionadas.
Para todo lo anterior hemos partido de la base de que se trata de corredores sanos sin lesiones previas. Pero, ¿qué sucede con los corredores lesionados o con aquellos que tienen alteraciones biomecánicas que implican factor de riesgo para la lesión? La mayoría de los estudios realizados no tienen en cuenta estas situaciones y en estos corredores, quizás se haga necesario el control biomecánico mediante unas determinadas “zapatillas convencionales” posiblemente combinado con el uso de una plantilla personalizada.
En definitiva, el barefoot running no es un “genérico” que todos podemos practicar. En la mayoría de corredores sanos, su práctica, de forma complementaria (y no única) junto al running con “calzado deportivo convencional”, podrá ser beneficioso. Sin embargo en otros corredores sanos que no se acostumbren al nuevo gesto deportivo o en aquellos corredores lesionados o con alteraciones biomecánicas de base no será tan beneficioso. De este modo, antes de iniciarse en la práctica del barefoot running, se debería consultar con un profesional podólogo con el objetivo de realizar un análisis funcional de la pisada y una adecuada exploración biomecánica de los miembros inferiores para poder determinar si es adecuado o no para cada corredor.