Las molestias gastrointestinales, como la diarrea, calambres, vómitos, nauseas y dolor gástrico son muy habituales entre atletas durante el entrenamiento y la competición. Los mecanismos que causas esas alteraciones son poco conocidos, habiéndose justificado por la redistribución de sangre que se produce durante el ejercicio, especialmente si es de alta intensidad y si se desarrolla en ambiente caluroso. Así, la sangre fluye en mayor proporción hacia los territorios más activos (músculos) y piel (termorregulación) disminuyendo con ello el aporte de sangre a territorio gastrointestinal. Por otra parte sabemos que el estrés del calor y el daño oxidativo (radicales libres) asociados al ejercicio (especialmente de alta intensidad) causan disrupción de las proteínas que sirven de unión de las células epiteliales del intestino, lo que provoca un aumento de la permeabilidad de endotoxinas que llegarán a sangre provocando una respuesta inmune. Como he comentado anteriormente, los ejercicios de alta intensidad y duración prolongada son los que más se asocian a este tipo de molestias, que lógicamente se ven acentuadas si el atleta ha tomado alimentos y está en periodo de digestión de los mismos. Por otra parte no todas las actividades deportivas provocan con la misma frecuencia esas molestias, siendo la carrera la actividad más relacionada, probablemente por el impacto asociado y su repercusión sobre las vísceras digestivas. Podéis encontrar más información en una reciente revisión (Zuhl y col, 2012; Br J Sports Med 7-nov).
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