Hay unanimidad en considerar que la realización de actividad física de forma regular reduce los factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, diabetes tipo 2, dislipemias, etc), así como la incidencia de algunos tipos de cáncer o ictus. Todo ello contribuye a que se pueda establecer una relación inversa entre la mortalidad por cualquier causa y la realización de actividad física. Así, distintos estudios han estimado que la mortalidad desciende un 30-35% en personas físicamente activas en comparación con las de hábitos sedentarios. Sin embargo, no hay muchos datos fiables sobre la relación entre la realización de actividad física y el incremento de esperanza de vida. Recientemente, un estudio publicado en Alemania (Reimers y col, 2012; J Aging Res -1 jul) ha mostrado algunas conclusiones interesantes. Una vez analizados 13 estudios anteriormente publicados, los autores sugieren que la realización regular de actividad física se asocia a un aumento de la esperanza de vida de 0,4 a 6,9 años. Once estudios de los analizados incluyeron factores de riesgo confundentes de mortalidad, observando con ello un aumento de la esperanza de vida de entre 0,4 y 4,2 años. Un dato muy interesante del estudio, fue que en ex-atletas de resistencia aeróbica se observó un aumento de la esperanza de vida, algo que no ocurrió con otras modalidades deportivas. En conclusión, la realización de actividad física aumenta la esperanza de vida, pero no está tan claro si las actividades deportivas de alta intensidad puedan incrementar aún más esa expectativa.
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