jueves, 20 de septiembre de 2012

ACTIVIDAD FÍSICA Y VASORREACTIVIDAD CEREBRAL EN MAYORES DE EDAD

La pérdida gradual de la capacidad vasodilatadora del endotelio en arterias cerebrales parece incrementar el riesgo de arteriosclerosis y trombosis en edad avanzada. Los accidentes cerebrovasculares (ICTUS) constituyen la tercera causa de muerte en el mundo occidental y es responsable de una alta incidencia de incapacidades intelectuales y físicas. El ICTUS se ha relacionado  con varios factores de riesgo, entre los que se encuentran la hipertensión arterial y la arteriosclerosis en vasos cerebrales. Nuestro grupo ha publicado recientemente los resultados de un estudio (Vicente-Campos y col, 2012; J Sport Med Phys Fitness 52: 537) cuyo objetivo fue determinar los efectos de un programa de actividad física sobre la respuesta hemodinámica del cerebro (vasorreactividad) en sujetos de edad avanzada. Dieciocho hombres y 25 mujeres (edad: 62-67 años) fueron asignados aleatoriamente a un grupo experimental (EXP, n=22, 12 mujeres) y a un control (CON, n=21, 13 mujeres). Los sujetos EXP completaron un programa de 7 meses, basado en entrenamiento aeróbico (3-4 sesiones/semana, 50 min/sesión, 70% FCmax). Se utilizó eco-doppler transcraneal para examinar la respuesta del flujo cerebral a estímulos hipercápnicos e hipocápnicos. También se determinaron presión arterial, colesterol total, HDL y LDL colesterol, triglicéridos y capacidad aeróbica (test 2,4 km caminando). Los resultados mostraron una mejora de la reactividad cerebral en el grupo EXP, reflejado por una mayor velocidad del flujo sanguíneo en la arteria cerebral media en ambos hemisferios en respuesta a la hipercapnia (inducida al retener la respiración). Los sujetos del grupo EXP también mejoraron el perfil cardiovascular al reducir significativamente los valores de presión arterial, colesterol total y triglicéridos. En conclusión, los hallazgos indican que la vasorreactividad de sujetos de edad avanzada puede mejorar mediante la aplicación de programas de ejercicio aeróbico.

La idea que la actividad física pueda contemplarse como estrategia para mejorar el flujo sanguíneo cerebral, reduciendo con ello el riesgo de daño isquémico del cerebro, requiere nuevas investigaciones.

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