Es muy frecuente observar a deportistas escuchar música mientras entrenan. Algunos de ellos incluso manifiestan que les ayuda a mejorar el rendimiento en determinadas actividades, pero lo cierto es que no hay muchas evidencias de la efectividad real de la misma como ayuda ergogénica en el deporte. En este sentido, un grupo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-La Crosse (Hagen y col, 2012; Int J Sports Physiol Perfor -31 jul) trataron de determinar la efectividad como ayuda ergogénica de la música en ciclistas bien entrenados que realizaron una contrarreloj simulada de 10 km en dos condiciones, 1) mientras escuchaban una selección musical realizara por ellos mismos, y 2) sin fuente musical. Los resultados no mostraron diferencias estadísticas en el rendimiento (tiempo de prueba), no en otros marcadores asociados (potencia, lactato sanguíneo, frecuencia cardiaca, RPE). Según los resultados de este estudio parece que a intensidades similares a las correspondientes a la competición, escuchar música no parece mejorar la respuesta fisiológica, ni el rendimiento.
Evidentemente, este estudio solo refleja los resultados en una modalidad deportiva concreta, por lo que habría que confirmar que otras actividades no se ven beneficiadas. Además, también se debería contemplar el posible efecto en el entrenamiento, que podría otorgar ventajas posteriormente en la competición. En cualquier caso, hay deportes en los que escuchar música puede no ser muy aceptado por los deportistas, como por ejemplo la natación, en la que la atención puesta sobre la técnica de nado puede desviarse al estar escuchando música.
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