La hipertensión arterial esencial (es decir, en la que no se observa una causa concreta) es de etiología desconocida; no es probable que sus diversas alteraciones hemodinámicas y fisiopatológicas sean consecuencia de una causa única. La herencia es un factor predisponente, y los factores ambientales (ej.- sal de la dieta, obesidad, estrés) parecen actuar tan sólo en personas genéticamente sensibles. La actividad física en general, y el deporte (especialmente el de resistencia aeróbica) en particular se han relacionado con la prevención de hipertensión arterial (HTA). Incluso en el tratamiento de la HTA, el ejercicio físico cobra un relevante papel. Sin embargo, no es infrecuente que personas que realizan deporte con regularidad, especialmente por encima de los 40 años aprox., parezcan valores limítrofes de presión arterial en reposo, o lo que más relevante, manifiesten respuesta hipertensiva durante el ejercicio, es decir, valores excesivamente altos de presión arterial al someterse a un esfuerzo importante. La realización de una prueba de esfuerzo médicamente controlada, nos brinda la oportunidad de valorar la respuesta de la presión arterial en el máximo esfuerzo, y con ello realizar una prevención muy importante para el atleta. Muchos deportistas master (y también en menor medida jóvenes), mantienen normales los valores de presión arterial en reposo, pero al realizar ejercicio, su organismo no es capaz de regular adecuadamente la presión arterial, y esta sube excesivamente. Conocer esta respuesta es de vital importancia para el deportista, ya que nos brindará la posibilidad de: 1) realizar estudios más exhaustivos sobre el origen de la HTA; 2) poder adecuar las cargas de entrenamiento para que este sea seguro; y 3) instaurar un tratamiento farmacológico que permita al atleta seguir entrenando y compitiendo pero sin el riesgo que conlleva hacerlo con valores de presión arterial excesivamente elevados.
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