La utilización de inestabilidad en los programas de entrenamiento de fuerza es controvertida; muchos entrenadores utilizan sistemas de inestabilidad para activar la musculatura del core, es decir, básicamente los músculos que tienen su origen en el esqueleto axial. Así, la estabilidad del core se puede alcanzar con una combinación de actividad muscular y de aumento de presión intra-abdominal. Añadir condiciones inestables durante el entrenamiento de fuerza disminuye la fuerza pico, la potencia, la velocidad y el rango de movimiento, por lo que el entrenamiento de fuerza en inestabilidad no es recomendable en el entrenamiento deportivo, o cuando el objetivo es ganar fuerza o potencia muscular en un contexto de rendimiento. Sin embargo, este tipo de entrenamiento, debido a la mayor actividad muscular general asociada al manejo de menores cargas, es de utilidad en los programas de rehabilitación y en los destinados a personas que no buscan rendimiento, y que prefieren no utilizar los pesos libres.
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