Hace ya dos décadas que se comenzó a utilizar el entrenamiento específico de los músculos respiratorios (EMR) con el fin de mejorar el rendimiento deportivo; a pesar de las múltiples evidencias científicas sobre su eficacia, y de la ausencia total de posibles efectos secundarios, y aún cuando la metodología de entrenamiento es muy sencilla y el aparataje totalmente accesible, su utilización es escasa o muy escasa en los planes de entrenamiento de deportista. Sobre las razones de pueden justificar este hecho, solo se me ocurre una: el desconocimiento de los efectos fisiológicos del EMR. Pienso que en el entrenamiento deportivo se han de utilizar todos los recursos legales disponibles para ayudar al atleta a mejorar su rendimiento, preservando lógicamente su salud, y desechar gratuitamente esta herramienta es cuanto menos muy cuestionable profesionalmente. Animo a todos los entrenadores, licenciados en ciencias del deporte y profesionales relacionados con el entrenamiento deportivo a leer sobre los efectos fisiológicos del EMR. Después de eso tendrán criterio y libertad para utilizarlo o no.
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