Es de interés conocer la dinámica de la vuelta al trabajo de pacientes en edad de trabajar diagnosticados de cáncer, tratados con quimioterapia y que participaron en programa de ejercicio físico supervisado. Recientemente, se han publicado los resultados de una investigación (Groeneveld y col, 2013; J Cancer Surviv 27-feb) que mostró la experiencia de ocho pacientes en su vuelta al trabajo. La mayoría refirieron déficit cognitivos que afectaron a su rendimiento en el trabajo. Más de la mitad manifestaron que el apoyo recibido en el regreso al mundo laboral por sus médicos del trabajo fue insuficiente. La gran mayoría valoraron muy positivamente el programa de ejercicio desarrollado, percibiendo mejoras de la condición física y “energía renovada”, que les ayudó decisivamente en el retorno al trabajo. Algunos incluso manifestaron que el programa de ejercicio les ayudó a rendir más en su trabajo una vez incorporados.
Esta y otras investigaciones ponen claramente de manifiesto la influencia muy positiva de los programas de ejercicio en pacientes supervivientes de cáncer en el retorno al trabajo, acortando además el tiempo de baja laboral. En base a estas evidencias, algunas preguntas que se me vienen a la cabeza cuando intento visualizar la realidad sobre este asunto: ¿dónde están esos programas supervisados de ejercicio? ¿quedan solo en un plano teórico? ¿cuántos centros sanitarios y/o oncólogos los contemplan en su planteamiento de base? ¿Qué profesionales se encargan de desarrollarlos? ¿existen instalaciones adecuadas para llevar a cabo estos programas en los centros sanitarios? ¿son frecuentes los acuerdos entre centros sanitarios y centros de fitness para desarrollar estos programas?.