En mi opinión, los tres pilares básicos en los que debe sustentarse un programa de pérdida de peso son, por orden de importancia: apoyo psicológico, alimentación y ejercicio. En relación al ejercicio, diferentes argumentos fisiológicos y psicológicos, sitúan al entrenamiento de fuerza como el más recomendable, frente al aeróbico. En relación a este tema, recientemente, se han publicado los resultados de un estudio (Chistiansen y col, 2013; Eur J Appl Physiol 30-ene) en el que los investigadores si las personas con sobrepeso u obesas muestran diferencias en los niveles circulatorios de marcadores inflamatorios en comparación son sujetos con normopeso durante el ejercicio aeróbico. Los sujetos del estudio completaron 120 min de ejercicio en cicloergómetro al 55-60% FCmax. Los resultados mostraron que la IL-8 y el TNF-α solo aumentaron (post-ejercicio) en el grupo de sobrepeso/obesos, y que el incremento de la IL-6 fue mayor en el grupo de sobrepeso/obesos.
Los hallazgos sugieren que la respuesta inflamatoria sistémica al ejercicio es diferente entre sujetos en normopeso respecto a los sujetos con sobrepeso y obesos, con mayor aumento en los marcadores inflamatorios (IL-6, IL-8, TNF-α) en sujetos con sobrepeso y obesos. Quizás estos hallazgos representen un argumento más para priorizar el entrenamiento de fuerza vs aeróbico en estos grupos de población. En cualquier caso, estos hallazgos no hacen sino abrir un interesante debate sobre este tema.
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