El golf es uno de los deportes más practicados en el mundo, y con frecuencia se le etiqueta como una actividad demasiado “ligera” en relación a la intensidad de ejercicio desarrollado, y por tanto vinculado a escasas adaptaciones fisiológicas. Recientemente, se han publicado los resultados de un estudio (Zunzer y col, 2013; J Sports Sci 30-ene) en el que los autores valoraron la intensidad media y el gasto energético de un partido de golf (18 hoyos) realizado por hombres y mujeres de handicap variado y de desarrollado en campos “llanos” y con “colinas”. Los resultados mostraron un gasto energético medio de 926 kcal para los hombres y 556 Kcal para las mujeres, con un nivel bajo de intensidad.
Habría que valorar el impacto sobre los marcadores de salud de esta actividad de alto volumen y baja intensidad.
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