Cada año, insisto a mis alumnos de Fisioterapia de las ventajas que otorga estudiar fisiología del ejercicio para su futura profesión. Así, al trabajar con pacientes, este conocimiento permite utilizar mejor el ejercicio como coadyuvante del tratamiento en distintas enfermedades. Por ejemplo, insisto mucho en las posibilidades que otorga el entrenamiento excéntrico en pacientes limitados cardiopulmonarmente, permitiendo una mejora muy eficaz de la fuerza, capacidad funcional y calidad de vida de muchos de ellos. Desafortunadamente, para muchos (demasiados) fisioterapeutas y médicos rehabilitadores, la fisiología clínica del ejercicio es una especie de agujero negro, que a lo sumo vinculan al deporte. Y lo peor, es que muchas de las “mentes pensantes” que diseñan los planes de estudio de las carreras sanitarias siguen anclados en los ultrasonidos, la magnetoterapia y en el “furbol”.
miércoles, 27 de marzo de 2013
martes, 26 de marzo de 2013
Calentamiento de músculos respiratorios y rendimiento
Ya hemos comentado varias veces la utilidad que el entrenamiento específico de los músculos respiratorios ha demostrado vinculado al rendimiento deportivo. Recientemente, se han publicado los resultados de un estudio (Cheng y col, 2013; Respir Physiol Neurobiol 8-mar) en el que los autores comprobaron si un calentamiento específico podría mejorar el rendimiento. Para ello utilizaron un protocolo que consistió en una carga submáxima en bicicleta (100 y 150 W) de 6 min, seguido de sprint de alta intensidad (6x10 s con 60 s de recuperación). Antes del ejercicio, un grupo de mujeres futbolistas realizaron “calentamiento específico de los músculos respiratorios” inspirando en contra de una resistencia del 40% de la presión inspiratoria máxima, mientras que otro grupo fue placebo, y otro control. Los resultados no mostraron diferencias de rendimiento en los sprint realizados, pero si observaron una menor desoxigenación de los músculos de las piernas durante el ejercicio en el grupo de mujeres que calentaron los músculos respiratorios.
Interesantes resultados, que abren un atractivo campo de estudio en la aplicabilidad del trabajo de los músculos respiratorios antes de un ejercicio de alta intensidad.
lunes, 25 de marzo de 2013
Rendimiento en resistencia aeróbica en octogenarios
Los atletas máster (>40 años) de todas las disciplinas deportivas se han multiplicado en las últimas décadas, alcanzado a veces rendimientos asombrosos. Un reciente estudio (Trappe y col, 2013; J Appl Physiol 114: 3-10) mostró que el VO2max de atletas octogenarios de resistencia aeróbica duplica aproximadamente el que alcanzan las personas no entrenadas de la misma edad (38 vs 21 ml/kg/min). Así, el record del mundo de maratón de categoría de 80 años lo tiene Ed Whitlock (80 años) en 3 h 15 min 54 s, con una velocidad media de carrera solo un 37% menor que el actual record del mundo absoluto (Patrick Makau, 26 años, 2 h 03 min 38 s). Como sabemos, el rendimiento en resistencia aeróbica se basa en tres pilares: 1) VO2max; 2) transición aeróbica-anaeróbica; y 3) economía de carrera. Los estudios realizados hasta la fecha indican que ni la transición aeróbica-anaeróbica, ni la economía de carrera se ven significativamente afectados por la edad, por lo que es esencialmente el descenso del VO2max con la edad lo que condiciona un menor rendimiento en resistencia aeróbica. En este sentido, Lepers y col, 2013, han realizado recientemente un análisis (J Appl Physiol 114: 829) señalando que en base a la anterior consideración, el VO2max de Ed Whitlock debería ser un 37% menor que el de Patrick Makau (80 ml/kg/min), esto es, aproximadamente unos 50 ml/kg/min, pero como hemos señalado anteriormente es mucho menor (-52%). Así pues, esos pilares a los que nos hemos referido anteriormente como “no modificables”, esto es, la transición aeróbica anaeróbica y la economía de carrera, es posible que se comporten en edad avanzada de manera diferente a como lo habíamos pensado. Nuevos estudios con atletas de elite de edad muy avanzada nos aportarán más luz en los próximos años.
jueves, 21 de marzo de 2013
Entrenamiento de fuerza de alta intensidad en edad avanzada
En contra de tendencias de hace años, hoy cada vez está más asentada la idea del entrenamiento de potencia muscular y/o fuerza de alta intensidad en personas de edad avanzada para mejora de su capacidad funcional y calidad de vida. Recientemente se han publicado los resultados de un meta-análisis (Raymond y col, 2013; Arch Phys Med Rehabil 6- marzo) en el que se examinaron los efectos de distintas modalidades de entrenamiento de fuerza en personas de edad avanzada (>65 años). Los resultados mostraron que el entrenamiento de alta intensidad aumentó la fuerza de los miembros inferiores en mayor cuantía que los entrenamientos de baja y moderada intensidad. Sin embargo, al realizar volúmenes iguales de carga, independientemente de la intensidad, no hubo diferencias en las mejoras obtenidas. Las mejoras sobre la capacidad funcional y discapacidad fueron similares con las diferentes intensidades. No hubo correlación entre efectos adversos derivados del entrenamiento y la intensidad del mismo. En resumen, el entrenamiento de fuerza de alta intensidad provoca mejoras más significativas que otras modalidades de entrenamientos menos intensos, aunque el volumen de entrenamiento puede compensar esas mejoras. Por otra parte, no parece necesario aplicar un entrenamiento de alta intensidad para mejorar la capacidad funcional en mayores de edad.
Dado que conseguir volúmenes de entrenamiento de fuerza en edad avanzada es complicado, la opción de la alta intensidad se sitúa como opción preferente en esta población.
Entrenamiento excéntrico en edad avanzada y enfermedad muscular
Desde hace tiempo se acumulan estudios que muestran los beneficios del entrenamiento excéntrico en poblaciones especiales (ej. edad avanzada) y en determinadas patologías (ej. enfermedad muscular tipo Duchenne). El entrenamiento excéntrico que se plantea en la mayoría de las investigaciones se basa en una alta intensidad, y sabemos que esa modalidad de entrenamiento se ha relacionado con daño muscular, lo que nos puede hacer dudar sobre la conveniencia de aplicar este tipo de ejercicio. Así, la prescripción (frecuencia, duración e intensidad) de esta modalidad de entrenamiento ha de basarse en un conocimiento profundo de las características fisiológicas y/o fisiopatológicas de la población a aplicar, para no transformar un hipotético beneficio en un perjuicio no deseado. El entrenamiento clínico es atractivo pero exige un alto grado de profesionalidad.