El entrenamiento de fuerza no es muy popular entre mujeres de edad avanzada, pero sus beneficios son evidentes, superiores incluso a los derivados del entrenamiento aeróbico. Recientemente, investigadores brasileños han publicado los resultados de un estudio (Gerage y col, 2013; Int J Sports Med 4-mar) en el que investigaron los efectos del entrenamiento de fuerza (8 ejercicios, 2 series, 10-15 repeticiones, 3 sesiones/semana, 12 semanas) sobre la presión arterial y la variabilidad de la frecuencia cardiaca en mujeres post-menopáusicas (65,5±5 años). Los resultados mostraron un aumento de la fuerza (+10-12%) y un descenso de la presión arterial sistólica (-5%). El entrenamiento no modificó los valores de la presión arterial diastólica, ni los índices asociados a la variabilidad de la frecuencia cardiaca.
Las limitadas mejoras en indicadores importantes de la salud, como son la presión arterial diastólica y la variabilidad de la frecuencia cardiaca, requieren más investigaciones en este grupo de edad, con entrenamientos combinados de fuerza y resistencia aeróbica.
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